El objetivo del fondo es tratar de obtener una rentabilidad acorde con el riesgo de los activos en que invierte. El fondo no se gestiona en referencia a ningún índice, siendo un fondo activo. Política de inversión: Invierte, directa o indirectamente, hasta un máximo del 30% de la exposición total en renta variable de cualquier capitalización/sector y el resto en renta fija pública/privada (incluye depósitos e instrumentos del mercado monetario cotizados o no, líquidos). Los emisores/ mercados serán OCDE y hasta un 10% en emergentes. Se busca una diversificación global en los mercados de renta variable y renta fija. La duración media de la cartera de renta fija no está predeterminada. Al menos un 80% de la exposición total tendrá, como mínimo, mediana calidad crediticia (mínimo BBB- por S&P o equivalentes) o la calidad que en cada momento tenga el Reino de España, en caso de que esta fuera inferior. El resto podrá tener baja calidad crediticia o incluso no estar calificada. En caso de que no exista rating para una emisión, se atenderá al rating del emisor. El riesgo divisa podrá oscilar entre 0%-40% de la exposición total.
Se podrá invertir entre 0%-100% del patrimonio en otras IIC financieras, que sean activo apto, armonizadas o no (máximo 30% en IIC no armonizadas), pertenecientes o no al grupo de la Gestora. La inversión en renta variable de baja capitalización y/o renta fija de baja calidad crediticia puede influir negativamente en la liquidez del fondo. Se podrá invertir más del 35% del patrimonio en valores emitidos o avalados por un Estado de la UE, una Comunidad Autónoma, una Entidad Local, los Organismos Internacionales de los que España sea miembro y Estados con solvencia no inferior a la de España. La IIC diversifica las inversiones en los activos mencionados anteriormente en, al menos, seis emisiones diferentes. La inversión en valores de una misma emisión no supera el 30% del activo de la IIC. Se podrá operar con derivados negociados en mercados organizados de derivados con la finalidad de cobertura y de inversión y no negociados en mercados organizados de derivados con la finalidad de cobertura y de inversión. Esta operativa comporta riesgos por la posibilidad de que la cobertura no sea perfecta, por el apalancamiento que conllevan y por la inexistencia de una cámara de compensación. El grado máximo de exposición al riesgo de mercado a través de instrumentos financieros derivados es el importe del patrimonio neto. Se podrá invertir hasta un máximo conjunto del 10% en activos que podrían introducir mayor riesgo que el resto de las inversiones, entre otros, por su de liquidez, tipo de emisor o grado de protección al inversor.