La Tribuna de Fondos de Marta Díaz-Bajo en Cinco Días
En los últimos tres años, las pequeñas empresas han quedado totalmente ensombrecidas por el comportamiento de las grandes
Creo que Eugene Fama, ganador del Nobel de Economía en 2013, estará bastante sorprendido. En sus 85 años de vida no se ha visto un decenio con un comportamiento relativo tan favorable para las grandes compañías de crecimiento como este último. El Russell 2000, índice que recoge el comportamiento de las dos mil compañías americanas de menor tamaño, ha multiplicado su valor casi al doble. Doblar capital en diez años puede considerarse una buena rentabilidad. Sin embargo, esta rentabilidad parece bastante pobre cuando se compara con la del Nasdaq 100, que multiplica por más de 5 veces su valor. Y eso en dólares, porque un inversor en euros que hubiera invertido sin cubrir divisa habría multiplicado su inversión en pequeñas compañías por 2,5 y con el Nasdaq 100 nada menos que por casi siete veces.
Recordar al prestigioso académico viene a cuento porque Fama y su colega French concluyeron, tras analizar datos durante más de 30 años, que los factores de valor (value) y tamaño de la empresa (small caps) son importantes para explicar las diferencias en los retornos de las acciones. Encontraron que, a largo plazo, las acciones con baja relación precio-valor contable (value stocks) y las acciones de pequeñas empresas (small caps) tienden a superar en rendimiento a largo plazo a las acciones de grandes empresas y a las que tienen alta relación precio-valor contable. Por tanto, supongo que, estos dos economistas, famosos por su Modelo de factores, estarán esperando que las aguas vuelvan a su cauce y los mercados americanos vuelvan a comportarse como lo han hecho históricamente.
Invertir en small caps de forma acotada aporta un extra de rentabilidad a largo plazo
Los dos mil valores incluidos en el Russell 2000 son de gran tamaño si se comparan con las pequeñas compañías europeas que luchan por su cuota de mercado en la economía mundial. En nuestro envejecido continente las familias emprendedoras cuyas empresas llegan a cotizar en mercados me recuerdan bastante al famoso relato del Antiguo Testamento de David contra Goliat.
Goliat medía cerca de tres metros y estaba armado con una armadura de bronce y una lanza enorme. David, sin embargo, no estaba acostumbrado a la armadura y decidió enfrentarse a Goliat sin ella, armado solo con su honda y cinco piedras. En el enfrentamiento, mientras Goliat avanzaba hacia David, David corrió hacia el campo de batalla y, con una sola piedra lanzada desde su honda, golpeó a Goliat en la frente. El gigante cayó de cara al suelo, y David usó la espada del propio Goliat para decapitarlo.La historia de David y Goliat es un metafórico relato de cómo la inteligencia y la valentía pueden superar obstáculos aparentemente insuperables. Este relato ha trascendido su contexto religioso, convirtiéndose en un símbolo cultural de la victoria del subestimado contra el dominante.
En Europa, con un mercado donde destacan empresas farmacéuticas, de lujo y especializadas en ciertos nichos de tecnología, las compañías de menor capitalización sí vencen a las grandes en el decenio 2014-2023. Pero en los últimos 3 años también han sido ignoradas y aquí nos encontramos el primer trienio donde las pequeñas se quedan atrás, lo que apenas resta a un fantástico comportamiento relativo en todo este siglo XXI. El Euro Stoxx 50 multiplica su valor por 1,9 desde el 1 de enero del 2001, el MSCI Europe y el Stoxx Europe 600, referencias de la mayoría de los fondos de renta variable europea de grandes compañías, valen 2,5 veces más y el MSCI Europe Small caps ha multiplicado por más de 5 veces.
Mejor comportamiento que los índices
Muchas pequeñas compañías cotizadas europeas están subestimadas, entre otras cosas, porque los analistas de grandes gestoras americanas no las cubren. Sin embargo, mientras que el Nasdaq 100 ha sido prácticamente imposible de batir en la última década y el S&P 500 sólo por aquellos fondos que han sobreponderado el sector de tecnología, sí podemos encontrar bastantes fondos de pequeñas compañías europeas que han superado a sus referencias de forma significativa.
Y recordemos que, en Europa, las pequeñas sí han superado a las grandes salvo los últimos 3 años. Quizás le suene al lector algunos fondos como el Groupama Avenir, con un histórico increíble hasta que se fueron los principales gestores para crear su propia gestora. Conocidas gestoras europeas como Aberdeen Standard Investments y DPAM tienen buenos fondos de pequeñas compañías.
También tienen buenos fondos varias gestoras boutique, como la suiza Bellevue AM, que destaca con dos fondos de pequeñas compañías: uno de compañías suizas: “Bellevue Entrepreneur Swiss Small & Mid” y otro de europeas: “Bellevue Entrepreneur Europe Small” que baten a sus referencias con una consistencia digna de mención, pues las baten tanto a diez, como a cinco años y también en los últimos tres. Su principal gestora, Birgitte Olsen, noruega afincada en Suiza, se parece al héroe dios Thor de la mitología nórdica que, con su martillo, protege el Valhalla que acoge a los valientes, aunque mortales, guerreros. Guerreros, que podrías ser una clara alegoría de los valientes inversores europeos.
La inversión en pequeñas compañías seguramente nos aporte a largo plazo un extra de rentabilidad, pero es una inversión muy volátil. Conviene acotar el riesgo limitando la exposición. Algo sensato es tener en medianas y pequeñas compañías un 20% de nuestra exposición a renta variable y, en cada fondo de este tipo, no superar el 5%.
Marta Diaz-Bajo, socia directora de Soluciones de Inversión