Álvaro Blasco analiza en la Cadena Ser los efectos de la aprobación del techo de deuda en EEUU
Escucha aquí, la entrevista completa en Hora 25 de los Negocios
La reunión entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el líder republicano, Kevin McCarthy, no ha dado ningún resultado y deja a la economía americana asomándose al desastre económico.
Las posibles soluciones son claras: ingresar más o gastar menos. Y, ahí está el punto que separa a demócratas y republicanos. Los demócratas abogan por subir los impuestos a los más ricos y terminar con algunas desgravaciones que permiten no pagar a las empresas.
Por contra, los republicanos insisten en que la respuesta está en hacer todo lo contrario: gastar menos, recortando en los programas sociales de Estados Unidos.
Sin embargo, no solo golpearía a la economía americana, sino que las consecuencias de una suspensión de pagos en EEUU pueden ser globales e infinitas: las primas de riesgo del planeta pueden dispararse, las bolsas hundirse y destruir bastante empleo.
Tres escenarios posibles
El acuerdo no llega, y a estas alturas se barajan tres posibles escenarios. El primero, y el que defienden los líderes americanos, que el acuerdo llegue in extremis.
El segundo, que el acuerdo no llegue al la fecha límite -el 1 de junio- y haya que priorizar los pagos. Es decir, seleccionar qué pagos se hacen y cuáles no: si se dejan de pagar nóminas, pensiones, al ejército o la deuda exterior.
Por último, que el acuerdo no llegue y además la situación se prolongue en el tiempo. Lo que provocaría una recesión más severa que la de 2008-2009 en Estados Unidos. Asimismo, impactaría dañando al crédito internacional de Estados Unidos, que tiene una deuda de 3,1 billones de dólares.
«El acuerdo llegará en la primera o incluso en la segunda quincena de junio. Ambas partes son totalmente conscientes del daño que pueden hacer a la economía americana, por lo tanto, el acuerdo va a llegar antes de tocar los extremos de los otros dos escenarios», asegura Álvaro Blasco, socio director de ATL Capital.
La tecnológica que ha conseguido revolucionar la industria de las telecomunicaciones, de la música,… ahora ataca al sector bancario. Apple, después de lanzar su Apple Card, ha anunciado su primera cuenta bancaria.
Se trata de una cuenta de ahorro -que firma junto a Goldman Sachs- y promete una remuneración del 4,15% de los depósitos. Es decir, paga más intereses que el Estado por deuda pública y que cualquier banco.
«Tanto como desestabilizar al sector bancario no, pero sí va hacerle daño, sobre todo a entidades pequeñas, locales,… que sus clientes van a ver a través de Apple la oportunidad de llegar a grandes bancos como Goldman Sachs», explica Álvaro Blasco.